En la jornada del miércoles, 21 de junio, a los 75 años de edad, falleció el sacerdote diocesano Antonio Ruano Gómez. A lo largo de sus casi 49 años como presbítero, dedicó su vida al servicio de los demás en su labor pastoral, destacando en su última etapa como capellán en el hospital de Los Montalvos, brindando apoyo a los enfermos terminales. Este humilde y sencillo cura dejó su huella en todas las parroquias por las que pasó.
Nacido en La Alberca el 20 de diciembre de 1947, Antonio Ruano vivió su vocación sacerdotal desde temprana edad. En aquel tiempo, era común elegir el camino del sacerdocio en esta localidad de la Sierra. Siendo el número 37 de La Alberca, Ruano siempre expresó su deseo de ser cura. Ingresó al Seminario Menor en Linares de Riofrío, donde compartió cinco años con 72 compañeros. Posteriormente, cursó tres años de Filosofía en el Seminario de Calatrava y, tras su traslado a unos pisos de Gran Vía, estudió dos años de Teología.
Durante su periodo formativo, coincidió con el Concilio Vaticano II. En el posconcilio, Ruano se unió a un grupo de sacerdotes del centro de la ciudad, como Fructuoso Mangas o José Manuel Hernández. Semanalmente se reunían para estudiar los distintos documentos del Concilio, pero su enfoque no era puramente académico, sino más bien vital y pastoral. En varias ocasiones, él mismo reconoció que fue un aprendizaje muy valioso.
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